20/10/2011

..adiós..

Tómate esta carta como una humilde despedida, amigo mío, pues no es más que eso. Tú, que hoy me has visto llorar, rodeándome en tu niebla arpegiada de luz, entre los débiles rayos de un sol sumiso al atardecer, ya no estás. 

Te marchaste en un suspiro, elevándote frágil y ausente, dándole a nuestro camino un regusto baladí. Fuiste amigo, fuiste humo, fuiste brújula paciente en esta noche sin rumbo, y siento que por eso te perdí. La luz de tus ojos de ceniza expiraba, tornándose murmullos de una vela en extinción, mientras tus arpegios se volvían notas sueltas, grises y desgarradoras, ya casi sin vida. Tu cuerpo tembló al rendirse al fuego, justo antes de estrellarse contra el suelo, tieso como un tronco, exhalando un serpenteante humo de lúgubres aromas. Y así te perdí. 

Adiós, amigo. Adiós te digo, antes de vencerme al sueño, pues has sido mi último cigarro en esta amarga noche, y te voy a echar de menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario