13/09/2014

Sueño en vilo

Ya soy libre, ya no pesa
la sombra de lo que fuimos
ya soy libre, ya no quema
el pensar lo que no hicimos.

Sueño en vilo, estoy perdido
cuento historias al revés
no te extrañes si me ves
sumergido en lo que escribo.

Todavía me despierto
sin saber bien lo que siento.

Aun así no me arrepiento
pues para ti ya estoy muerto.

11/07/2014

Ni de noche, ni de día

mil historias me rodean
cada una es diferente
otra vez el déjà vu
solo entre tanta gente

y las noches me recuerdan
lo engañosa que es la mente
cada pena que sentía
se me clava de repente

siento frío al despertarme
siento rabia a mediodía
nunca supe que sentía
hasta que empecé a temerme

y mi sombra me persigue
triste, loca e inconsciente
y ya no me reconoce
llora cuando me ve ausente

y no sé cómo evitarlo
no soy sólo diferente
y el espejo me da miedo
no sé a quién tengo enfrente

siento miedo al despertarme
siento pena al mediodía
nunca supe que sentía
hasta comenzar a odiarme

un extraño de ojos huecos
que no sé si es inocente
miente, insulta y decepciona
desde dentro de mi mente

ya no siento al despertarme
triste y solo al mediodía
nunca sabré si sentía...

nunca aprenderé a expresarme
nunca aprenderé a callar
ni de noche, ni de día

06/06/2014

Medio dormido

Al tenerte aquí delante, tras haber sentido tanto, y al sentir que ya no siento ni mi llanto al añorarte. Te escribo medio dormido, te escribo arrepentido.

Siento no poder hablarte, lo siento si te he querido; pero ya perdí el sentido por no poder ni mirarte. Te escribo desde el olvido, te escribo porque te has ido...

No podré sino extrañarte cuando callen mis sentidos.

24/04/2014

Diferente

y hoy lo voy a hacer diferente
no pienso rimar un solo verso

estoy harto de rutinas
y del pensamiento cerrado

pues la rima no es la letra
con que acabas tus palabras
es la mirada que enfoca
lo que ves y lo que sientes

si la métrica no encaja
¿qué me importa, siempre y cuando no te importe?
piénsalo por un momento
la gracia de la poesía es atraer a alguien
a quien coincida
a quien lo sienta
o eso creo
no a quien crea que tu arte
puede medirse en cifras
o en terminaciones

ni se lee con la mirada
ni se siente con los dedos
la rima está más adentro
en cualquier sombra de cualquier verso de tu vida

rima lo que quieras
y dime lo que quieras, cuando tú quieras
que quizás rime esta parte
por pereza y porque sí

en este montón de palabras, sí, un poco improvisado
y pobremente rimado
lo escribí porque yo quise
porque estoy un poco harto
de la rima y del sistema
de contar palabras y amagar versos
y ya ves que ya me cansa
 
y si hay algo que me quema
es el ruido de tu llanto
al decir que esto no rima
no creas que me trastoca
pero odio que me mires así
cuando yo nunca te dije nada

hay que ponerle punto al fin
empieza por donde quieras
y termina por aquí
que pa' eso te escribí.

29/03/2014

Horas prohibidas

destripando cada una
de las dudas que me queman

en estas horas prohibidas
donde nacen cicatrices
de las vueltas de la vida

si la pena es mi castigo
y la soledad su manto
sólo siento que no aguanto
y en mis lágrimas me abrigo

pues si no lo digo muero
y si no grito reviento
¿oirá alguien mi lamento
en este triste agujero?

25/03/2014

El límite

..caminando sobre esa delgada línea que delimita la libertad humana; sobre los bordes de la cordura; junto a la usura, junto a la sombra de la figura con alas que el hombre llama locura... y contemplando, allá a lo lejos, desde una celda más o menos real, eso a lo que muchos aspiran y a lo que algún insensato se atrevió a llamar "vida"..

23/03/2014

Noche de marzo

tristeza del viento frío
que se posó en su ventana

triste desde la mañana
en que volvió al lado mío
 

te extraño y te necesito
en el silencio te nombro
en mi desierto infinito
 

en esta noche sin alma
la luna de ahumado trazo
me mira, llorando en calma...

amarga luna de marzo

02/03/2014

El ritmo del silencio

Y dejar que nos conmueva. 
Que la vista se descentre, que recorra el interior en busca de algo de valor con lo que obsequiarnos. 
Destensar cada músculo del cuerpo, que el latido de la sangre se relaje al inundarse con el ritmo del silencio. Así de lento. Hasta que cale hondo. Hasta que erosione el alma. 
Que deshaga cada nudo, que desclave cada espina alojada en la garganta del ser frío y aniñado que sólo llora palabras. 
Y escribir lo que te nazca. Que del ruido se hace música, y del llanto melodía. Que en el alma nace el arte, y en la pena la poesía. 

26/02/2014

..jamás..

..escribiendo una vez más
que así el ruido se hace humo
en el que volaré mi alma
y se entremezcla con mi llanto
vuelven a bailar con calma
y se alejan mientras fumo
para no volver jamás..

16/02/2014

Los brazos de la locura


            Marta llevaba ya dos años trabajando en el Teléfono de la Esperanza. Se sentía muy satisfecha de poder ayudar en algo a todo aquel que pudiera necesitarlo, haciendo compañía a gente que había perdido a su familia, o a aquellos de quienes sus parientes habían prescindido por considerarlos un estorbo. Dentro de todas las personas que llamaban, había varios a los que Marta ya conocía, puesto que en ella encontraron una gran amiga, y la solicitaban cada vez que cogían el teléfono para buscar compañía. Entre esas pocas voces, la de un tal Paolo era la que más le impresionaba. Una voz profunda y sabia, relatando un turbio sufrimiento con aparente tranquilidad, que daba pocos datos, que interrumpía y que a menudo callaba, dejando oír una respiración superficial e inestable. Era esta voz para Marta como un reto personal; sentía la necesidad de hacerle sonreír, de aliviarle de su dolor y, por qué no, de conocerlo en persona.

            Una tarde, recibió una nueva llamada de Paolo (solía telefonear de dos a cinco veces al mes), con la extraña sensación de que ese día iba a ser distinto, de que algo no iba a salir bien. Descolgó el teléfono, y no pudo evitar emitir una leve sonrisa de serenidad al reconocer su voz, que empezó diciendo:

-Tarde de abril, siete menos cuarto. Me encuentro solo, muy solo, y creo que puedo verle sentido al sonido de mis zapatos mientras ando. Esa dulce melodía que me acompaña siempre en mis eternas divagaciones a lo largo del pasillo; hay algo en ella que me atrapa, me retuerce y que se anticipa a mis lamentos. Es el sentido de mi vida, la estrella que me guía a través de las nubes que anidan en mi mente.

-Buenas noches Paolo, aquí estoy para hacerle compañía, escucharle y ayudarle en todo lo que…

-Aunque también pienso en aquella niña –prosiguió Paolo, como si no hubiera oído nada-, perdida entre la niebla, siendo sin ser vista, tan leve y frágil como si jamás pudiera ser rozada. La quiero como nunca creí que pudiera querer a nadie, como nadie me ha querido. Nunca estaré seguro de haberla visto realmente, temo que fuera una de tantas ilusiones que rondan mi cabeza. Aun así, quiero que siga viviendo dentro de mí por siempre. Empecé a ser humano cuando la sentí en mí por primera vez, nadando dulcemente en un halo de incertidumbre.

Hubo un silencio, en el que solamente se podía oír la respiración del hombre, más intranquila de lo habitual, donde Marta no pudo hacer más que escuchar mientras todo se detenía a su alrededor. Presentía algo malo, pero no pudo decir palabra alguna.

-Siete menos diez. Siento helor en mis venas, no creí que quisiera reclamarme hoy, pero lo hace. Se acerca, murmura, delira; tengo frío. Suspiro aquí, a la luz de las velas, bebiéndome los días con sabor a alquermes, sintiendo que mi vida no es más que una eterna retahíla de sucesos en mi contra. Todo este disparate me está matando, y como no quiero resistir, lloraré en sus brazos; los brazos de la locura.

Marta enmudeció, apretando fuertemente el auricular contra su oreja. Pasó un segundo, una hora, una eternidad, y oyó un ensordecedor golpe, que enseguida reconoció como un disparo. Palideció, comenzó a temblar, su cabeza se llenó de ideas que no entendía, pero que le atormentaban. Un zumbido recorrió sus oídos, tras el cual cayó inconsciente.

Despertó en una sala blanca, donde un hombre de unos sesenta años la miraba sosegadamente, con una expresión de inocencia y de bienestar en sus ojos pardos. Paolo alzó la mano lentamente, comenzó a susurrar, y su voz se perdió para siempre en la oscuridad, al tiempo que Marta cerraba los ojos, sumergida en un completo estado de tranquilidad del que no regresaría.