Y es ahí, justo al costado del alma, donde reposa la vida, donde terminan los días y donde he de mirar para averiguar si sigo con ganas de volver a verte.
Porque nunca supe ni sabré quererte. Porque fuiste ruina de día y amor de noche. Porque fuiste vida y veneno, y el echarte de menos no fue más que seguir el camino que me dirigía a la muerte. Bendita muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario