15/08/2011

..desde el espejo..

Y me miré en el espejo, esperando cruzarme con las ojeras que me acompañan y la vida vacía que cuentan mis ojos. Pero no. Desde el otro lado me contemplaba una mirada firme, con una razón para hablar, con un mensaje urgente y una ocasión elegida. Creí que era mi conciencia. 

Me observó de arriba abajo, por si me quedaba algo de aquella frescura que tuve al nacer, y no hallando nada. 

Al mojarse los labios, supuse que iría a señalarme fallos, de esos fallos que siempre me indica con sus ojos vagos, pero hoy no era igual. Tan sólo me dijo: 

..No puedo hacer nada, 
necesito hacer algo..

Latente sentí en sus pupilas un tranquilo miedo, unas señales de aviso marcando mis pasos. Un esfuerzo quemado entre pálidos gestos, una contínua batalla perdida, donde vencía siempre una sonrisa ahogada. 

..¿Y la llama que puse
al encender tu alma?..

Cansada, supuse, de reencender días, de iluminar noches de frases vacías. No tuve tiempo para ella, el monótono ruido de mi paso errante la supo callar, y yo solamente dejé de mirar. Y la dejé morir. 

Una media sonrisa paseó por su cara. 

..Así que he fallado
y te he de ver naufragar..

Mentiras, le dije, jugadas fallidas de un juego de azar. Si siempre está ahí, mostrándome cosas con justa maldad, ¿por qué se esperaba en el breve momento de hacerme ver la verdad?

Si en este ajedrez no sé mover piezas, y en esta partida me estoy jugando a ratos la vida, ¿qué más dará que no juegue, si aprender a jugar equivale a la posibilidad de perder la partida?

Me limitaré a escoger una pieza, dedicarle horas, y días, y lo que me pida; y que sea su voz el viento que talle mi melancolía...

Y en este tablero buscar mi lugar; volver a sentir las ansias de libertad... 

Y vivir en mi verdad.

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