Al tenerte aquí delante, tras haber sentido tanto, y al sentir que ya no siento ni mi llanto al añorarte. Te escribo medio dormido, te escribo arrepentido.
Siento no poder hablarte, lo siento si te he querido; pero ya perdí el sentido por no poder ni mirarte. Te escribo desde el olvido, te escribo porque te has ido...
No podré sino extrañarte cuando callen mis sentidos.